miércoles, 13 de abril de 2011

Prefacio

Estoy sin pre-meditarlo en una constante búsqueda de lo abstracto, lo inmune y lo sublime. Algo ha pasado en todo este tiempo que de repente me veo ensimismado en la única posibilidad de querer hacer lo correcto, aunque esta sea una breve ocasión, me apasiona ir más allá de lo que debería, quizás he aprendido a sentir y a que el pensamiento solo venga por consecuencia; bajo esas premisas tal vez me vuelva más impredecible de lo que solía ser, pero que más da, yo solo quiero darme otra oportunidad.

He gastado parte de mi alma en inmortalizar momentos de mi vida en forma de canción, no me arrepiento de eso, la inspiración es tan cálida como la frase que jamás llegó al papel y la soledad es un privilegio que hay que aprender a disfrutar; y quizás así vamos refinando el alma con el paso de los años. He dedicado mucho tiempo en tratar de entenderme y solo conseguí invadir otras almas para influir en ellas un mensaje que trasciende la consciencia inmediata, la regla no dicha de todo éxito. Amor.

He aprendido que la felicidad es estar en sintonía con tu presente, porque solo de esa manera apreciarás el zumo de la vida, pues la mejor recompensa que ella puede darte es la oportunidad de que disfrutes cada momento. Y si hoy miro hacia atrás solo será para recordar que me siento agradecido por todas las cosas buenas que me han pasado, la gente que tengo a mi lado y la gente que ya no esta cerca pero que me dejaron una lección de vida. La amistad.

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